Un terraplén se caracteriza por presentar una gran resistencia a la compresión pero, en cambio, pueden experimentar asentamientos excesivos, con la consiguiente rotura de su superficie e incluso la aparición de grietas y fisuras. Para paliar estos daños, se instalan las geomallas flexibles para muros de suelo reforzado. Existen múltiples factores que afectan a la estabilidad del suelo, en primer lugar, la distribución de partículas por tamaño, la cual constituye una de las características más importantes en el sentido en que afecta a las propiedades del suelo, de las que destaca: la tipología de suelo, consistencia, la estructura, porosidad, capacidad de infiltración o la conductividad hidráulica, por ejemplo. Es por ello que generalmente, se insertan elementos externos cuyo objetivo es fortalecer o reforzar estas estructuras, como las geomallas flexibles para muros de suelo reforzado.
Tradicionalmente, se han empleado sistemas tales como los tirantes de acero, los cuales realizaban la función de refuerzo. A pesar de que las estructuras de suelo reforzado presentan una gran capacidad de adaptación a las diferentes condiciones de apoyo, estas capacidades varían según unas soluciones u otras, así como en la capacidad final alcanzada. Estas hipótesis obligan a estudiar los siguientes factores: estratigrafía del terreno, la posición del nivel freático, la presencia o no de elementos agresivos así como las propiedades geomecánicas de resistencia y compresibilidad del terreno.
Los muros de suelo reforzado son utilizados principalmente cuando se sobrepasa la altura máxima para muros de gravedad e incluso cuando en el caso de que la altura no es demasiado considerable. Existen sobrecargas importantes por otros taludes superiores, sobrecargas móviles o terrenos de baja calidad. Este refuerzo de suelo está diseñado y construido mediante la interposición de capas con geomallas, colocadas entre las hiladas de los bloques de hormigón que conforman el muro y extendiéndose detrás de éste en longitudes apropiadas.
A pesar de que la construcción de un terraplen no representa una gran complejidad, existen determinados aspectos clave que deberán ser tenidos en cuenta y ser revisados de cara a la puesta en marcha. Estos son algunos de estos factores:
Los sistemas de suelo reforzado son sometidos a la instalación de distintos geosintéticos debidamente orientados dentro de la masa de suelo compactado con el fin de aumentar las resistencias del suelo y disminuir las deformaciones. En este refuerzo del suelo, se transfiere los esfuerzos a la tracción hacia los elementos resistente, por lo que se aprecia una mejoría en el comportamiento del macizo. En el momento en el que una masa de suelo se dispone de forma vertical, ésta sufre problemas o deformaciones tanto a nivel de compresión como tracción. Se utilizan los materiales tanto geomalla como geotextil como refuerzo del suelo a la hora de limitar los movimientos laterales.
En Tex Delta somos fabricantes de la Geomalla ALVAGRID PET, un material que actúa como elemento de refuerzo. Este material está fabricado a base de poliéster de alto módulo elástico y baja capacidad de deformación con lo cual propicia al suelo una resistencia notable. Además, esta geomalla presenta un recubrimiento polímero lo que le confiere protección frente a los daños mecánicos. Algunas de sus ventajas son:
Las ventajas de este tipo de estructuras son varias, pero principalmente podemos hablar de que su puesta en marcha representa un coste menor que por ejemplo un muro de hormigón armado, prefabricado o en masa. E incluso, al aumentar la altura de los muros, esta ventaja es aún mayor. Estas son sus ventajas:
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